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Los bañistas están a sus anchas en septiembre y pueden disfrutar de las clarísimas aguas de esta cala A. P. F.
La Granadella se sacude las apreturas. Los bañistas ya no están toalla con toalla. Julio y agosto han sido meses de máxima afluencia a esta cala de Xàbia, una de las más bellas del litoral valenciano. Había días que a las 9 de la mañana los vigilantes ya tenían que bajar la barrera y cerrar el acceso a la Granadella. No cabía ni un coche más. Quien, pese a todo, insistía en bajar debía aparcar allá arriba y darse una caminata de unos 45 minutos (lo peor es luego volver cuesta arriba).
Aunque en la playa ya no hay apreturas, los bañistas todavía tienen que aparcar lejos y acarrear neveras, hamacas y sombrillas. A. P. F.
Ahora la cala también se pone hasta arriba de coches. Pero es otra historia. La barrera se está bajando sobre las 10.30 horas. Llama la atención que el zigzag de la calle Pic Tort (es el vial de salida) está repleto de vehículos aparcados y, mientras tanto, en la orilla de la playa no se ve la apretujada multitud de agosto. Es evidente que muchos de esos coches son de bañistas que cogen el kayak o la tabla de paddle surf y se entretienen en explorar este impresionante litoral de acantilados, cuevas y calitas antaño secretas.
El vial en zigzag de salida de la playa sigue estando hasta arriba de coches. A. P. F.
En septiembre, la Granadella deslumbra. Se libera, sobre todo entresemana, de la masificación. Los bañistas están a sus anchas. También, con todo, les suele tocar aparcar lejos y caminar un buen trecho.
Las aguas cristalinas y de color turquesa hechizan a los turistas. Los días ahora son luminosos. El límpido cielo todavía hace que resalte más la transparencia. Desde la senda que lleva al castillo, se observan perfectamente, a través del agua cristalina, los fondos marinos.
Residuos tirados junto al vial zigzagueante de la Granadella A. P. F.
Sin embargo, algunos bañistas no acaban de convencerse de que esta cala es un tesoro natural. En la vegetación que crece junto al vial de Pic Tort se ve basura. La masificación deja un sucio rastro.
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