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Dos nombres, con mayúsculas, han sonado muchísimo los últimos días en clave azulgrana. Uno, a nivel deportivo, es un jugador que todavía no juega en el Barça, pero que los culés esperan que lo haga pronto: Robert Lewandowski. El polaco es el objeto del deseo de Xavi y la dirección deportiva y las negociaciones para fichar al delantero del Bayern de Munich están en marcha desde hace días. El otro, en la vertiente extradeportiva, es claramente el de Gerard Piqué. Todo lo que tiene que ver con su separación de Shakira ha llenado ríos de tinta y horas de televisión, y lo que todavía queda. De rebote, sin embargo, en todo el affaire Piqué-Shakira ha salido otro nombre a menudo, el de Riqui Puig. Compañero de vestuario del central, hay quien dice que frecuentan juntos fiestas y jaranas, e incluso, las periodistas Laura Fa y Lorena Vázquez han puesto encima de la mesa que quizás la amiga especial de Piqué que ha sustituido a la cantante colombiana es amiga de la pareja del centrocampista de Matadepera.
De momento, ajeno a los rumores, el joven del plantel se ha marchado de vacaciones, como el resto de compañeros del vestuario, exceptuando los que no tenían compromisos internacionales estos días. Riqui Puig ha estado unos días en un lugar paradisiaco, las islas Maldivas, acompañado de su novia Gemma y poniendo una cara de felicidad que se la pisan. Sol, playa, piscinas, vídeos y fotos sólo con toalla y relax absoluto a kilómetros de casa.
De la calma de las islas Maldivas a la vorágine de otra isla, Manhattan. Porque Riqui ha volado hacia Nueva York, la ciudad de los rascacielos que no duerme nunca, una ciudad que ha visto a vista de pájaro en unas imágenes sensacionales a bordo de un helicóptero: "One of the most spectacular experiences i’ve ever had: flying on an helicopter over NYC" (una de las experiencias más espectaculares que nunca he tenido: volar en un helicóptero por encima de Nueva York):
Riqui ha visitado Nueva York desde los aires, pero también, a ras de tierra, empequeñecido por los rascacielos y edificios imponentes de la Gran Manzana. Allí, ha ido en limousina, pero también ha hecho la visita obligada al metro más famoso del mundo. La vida subterránea que hay entre vías y vías, entre estaciones y estaciones, en medio de una de las decenas de líneas que corren por allí abajo, es sensacional. Se puede encontrar de todo cuando bajas las escaleras y entras en un vagón del subway. Incluso, te puedes encontrar a todo un jugador del Barça con pantaloncitos cortos haciendo toques con una pelota, sentado. Malabarismos que dejaron con los ojos como platos a los (pocos) usuarios que se fijaron, en un metro donde todo el mundo va a la suya y están acostumbrados a ver de todo.
La cuestión es: ¿seguirá demostrando este dominio de la pelota la próxima temporada encima del césped del Camp Nou? ¿Seguirán compartiendo vestuario (y/o fiestas) Riqui Puig y Gerard Piqué? Tendremos que esperar para saberlo.